Los alfabloqueantes 1, también conocidos como antagonistas de los receptores adrenérgicos alfa, suelen utilizarse para tratar afecciones como la hipertensión arterial y los síntomas del tracto urinario inferior que sugieren la presencia de hiperplasia prostática benigna (HPB). Estos medicamentos actúan inhibiendo ciertos tipos de actividad celular en el sistema nervioso, reduciendo en última instancia la hipertensión y aliviando los síntomas urinarios.
Estos medicamentos funcionan bloqueando los estímulos simpáticos responsables de la detumescencia peneana, que es el proceso fisiológico por el que el pene vuelve a su estado flácido. De este modo, los bloqueantes alfa-1 pueden ayudar a mantener la erección, lo que es de gran interés para quienes padecen disfunción eréctil.
El efecto de los alfabloqueantes-1 sobre la función sexual, en concreto sobre la función eréctil, ha sido ampliamente estudiado. Mientras que algunos estudios indican que estos medicamentos no afectan significativamente al deseo sexual, los informes sobre su impacto en la función eréctil han sido inconsistentes. En varios estudios se han notificado tanto efectos beneficiosos como adversos.
Tanto los bloqueantes selectivos alfa-1, como la doxazosina, como los bloqueantes alfa-2, como la yohimbina, han mostrado resultados prometedores en ensayos clínicos y en la práctica clínica. Se ha observado que mejoran la función eréctil, lo que puede sugerir una posible vía de tratamiento para las personas con disfunción eréctil.
La investigación ha indicado una fuerte correlación entre los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) y la disfunción eréctil.
Los alfabloqueantes pueden mejorar la disfunción eréctil en hombres con STUI.
Además, en un estudio concreto, un pequeño número de hombres experimentó una mejoría del 100% en su disfunción eréctil tras el uso de alfabloqueantes.
A pesar de los prometedores resultados, los efectos de los alfabloqueantes sobre la función eréctil siguen siendo contradictorios. Mientras que algunos pacientes experimentan una mejora de la función eréctil, otros pueden sufrir efectos adversos, como una reducción del deseo sexual y trastornos eyaculatorios.
Los alfabloqueantes pueden inducir priapismo, una afección en la que la erección dura cuatro o más horas. Esta afección requiere atención médica inmediata para evitar complicaciones a largo plazo, incluida la impotencia permanente. En raras ocasiones, los alfabloqueantes también pueden provocar aneyaculación, es decir, incapacidad para eyacular el semen, a pesar de que la sensación del orgasmo siga produciéndose.
Un estudio de caso notable descubrió que Cardura, un alfabloqueante, tenía un efecto positivo significativo sobre la función eréctil. Los hombres de este estudio experimentaron una mejora del 100% en la disfunción eréctil tras dos años de tratamiento con Cardura.
Si una persona experimenta disfunción eréctil mientras toma un alfabloqueante, es importante comentar estos síntomas con un profesional sanitario. La combinación de alfabloqueantes con otros fármacos como el sildenafilo puede provocar hipotensión sintomática en algunos individuos, lo que subraya la necesidad de orientación médica. Fármacos como el clorhidrato de tamsulosina, un antagonista selectivo de los adrenoceptores alfa-1A y alfa-1B, se han asociado con el priapismo, lo que indica una mayor necesidad de supervisión médica al utilizar estos medicamentos.